Extreme

Suena Extreme. ¿Suena extremo? ¿El que? Lo que ibas a decir. Ah, no. Prefería escribir. La puerta estaba abierta. El día fresco y nublado. Esperaba un cambio climático que apostara más por una glaciación que por un desierto caluroso. El frío daría más vida. Agua. Si, como aquellas aguas que hablamos entraban en ti, solo ellas, solo a ellas les permitías tu discurrir. ¿Es enfado o frustración? No, de verdad, en su momento quizá si lo fue pero, cuando surgió el encuentro y la oportunidad, no seguí hacia adelante, deje tus carnes palpitantes a un lado y me fui, así que no puedo exigir ni reprochar nada. ¿Seguirá el frío? El climático me refiero. El interior hace tiempo que lo supere. Bueno, realmente no lo supere pero a base de heridas y cicatrices sobre cicatrices pues la carne se insensibilizo por completo. No duele ya clavar la lanza ahí. Molesta, pero no duele. La puerta se cierra. El aire sigue entrando fresco. No es un buen día para el intercambio humano de pipises, aguas y fluidos diversos pero ha sido tu elección. Lo extremo va acabando. Finales armoniosos acompasados. Mañana te veré y no me apetece nada volver a escuchar tu egolatría dolorosa autocomplaciente y autojustificable de tú, de solo tú y tú y mas tú. Lloras diciendo que estarás más ahí pero solo es eso, agua desde tus ojos. Aguas contaminadas e imbebibles que no aportan, que no valen nada. Suena el Halo. Lo oigo y a la vez lo percibo a mi alrededor. Halo de insensibilidad por las heridas constantes superadas, halo de desapego hacia ti y hacia muchos más. No necesito escucharte, no necesito hablarte pero, lo hago, mañana al menos, lo haré, si no surge, claro está, ninguna melodía o distorsión temporal preferente que cambien los planes originarios de tus necesidades, la tuyas, las solo tuyas, tú y tú y tú y más tú. Tú, frente a un mundo que no te entiende y del que eres víctima porque elegiste serlo, porque era la excusa perfecta para justificar tu actuares y procederes. ¡Vaya! Empieza a salir el Sol. Al final, parece, que tu elección de aguas comunes no es tan desacertada aunque, sigo notando el frescor sobre mi erizada piel. Si el agua me tocara, seguro que me sumergiría en la frialdad de acuáticas personalidades naturales y vocales. Foolhouse dice que me quede en casa, preferentemente solo a ser posible pero, no va a ser posible.