Obnubilación

Obnubilación de los sentidos por el alcohol. Pero este no condiciona, ni justifica, ni hace tomar actitudes ni decisiones negativas o dolorosas para con los demás habitantes del entorno. Al contrario, hace que fluya la creatividad escrita, la relajación, la pausa, la tranquilidad y el deseo de emprender el sueño de los justos. No de muerte, esta nunca, la inmortalidad sigue siendo el objetivo que prodigo a la espera del ser supraterrenal que otorgue el don de las tinieblas. No es entendible, nunca lo ha sido. No se puede asimilar que un progenitor de la desdichada tómbola de la vida, pudiera atacar a sus vástagos con palabras y actitudes denigrantes, incomprensibles y contra natura. Nunca tendrá justificación ni en la más alocada de las escrituras alcohólicas, fumadoras o inyectables. La paranoia venía de fabrica. De luces oscuras que ensombrecían los trabajos de tallado de esas figuras primigenias que ansiaban, que esperaban un hálito, un soplo de vida de esa, su mitad hacedora. Mitad que debería haber sido mas fuerte y responsable ya que su otra mitad, lamentablemente, caminaba sola en la locura esquizofrénica de ratas tras las paredes, corderos en los pasillos y mesías que solo ella veía. El ser luminoso que aparecía en la pared por las noches, quizá pretendiera solventar las soledades emocionales de los primeros años del crecimiento de ese ser recluido en proceso pero, lamentablemente, no era recordable su aportación. Solo el miedo, no mucho, lo justo de una vuelta en la cama, para darle la espalda, igual que se le daba al mundo. Se seguía durmiendo en oscuridad completa y tranquilidad por lo que casi seguro que nunca tocó ni fue perjudicial para el niño de los oscuros pasillos de velas ambulantes. Fue época sin sueños, sin pesadillas, sin pensar en nada. Pero había algo en esa oscuridad que no se parecía admitir. Visiones, psicotrónica, perdida del habla ocasional, muñecas que retorcían su naturaleza habitual, dolores de cabeza, epilépticos episodios de disociación donde el cuerpo y la mente iban por separado. Época de bocadillos de pastillas, de cables y ventosas que deseaban descifrar lo indescifrable. Toneladas de papel intentando plasmar en gráficos que subían y bajaban, el pensar que no pensaba, el alma desgarrada por un comienzo mal comenzado, adulterado, fracasado y condenado al ocaso de los tiempos porque la paranoia, viene de fábrica.