Unicrón

El amanecer temprano me hacía abandonar la madriguera y las crías. Este hecho me provocaba una tristeza extraña que no sabia definir. No era solo por el hecho de levantarme tan temprano (que también) si no por el alejamiento de los míos y el control de otros sobre mi vida y mi tiempo. Había escrito esto millones de veces en diferentes épocas, formatos y situaciones aunque, ahora, en comparación con otras veces, no me podía quejar, no tanto al menos. El entorno era mejor pero aún así, esa tristeza del recuerdo en la mañana, aparecía. Hacia calor, mucho calor. La mierda fluía ansiando conocimiento para nuevas épocas y etapas. Estos meses pasados habían sido solo una introducción. Debía llegar el cambio no del todo definido pero si percibido y abocetadamente sabido. Ese cambio que me llevara a esferas mas altas de autosuficiencia, movimiento, cuerpos y quehaceres. Escribo de nuevo después de mucho tiempo, demasiado. Reconectarme a La Red, a esta parecida pero no igual, ha sido complicado ya que... pero bueno, me detengo e intentare continuar de la manera más coherente posible enlazando con mi última entrada. Todas mis preocupaciones sobre los problemas de La Red tenían un fundamento real. Sin que nadie nos informara de nada, habíamos sido atrapados por la órbita de un navío una 50 veces mayor que el nuestro. Meses siendo una pequeña luna de este navío mayor. Meses viajando pegados a este sin saber objetivo, rumbo ni destino. Meses que me alejaban de Luna 19. Mientras orbitábamos, este navío mayor se conecto a nuestra Red, haciéndose dueño y señor de toda la información de nuestro hogar así como de sus protocolos de actuación. Nuestra madre Rhapsody murió, siendo todos sus hijos adoptados por este padre mayor llamado Unicrón; padre que debía disponer de un sistema de ocultación sorprendente para no ser visto ni detectado por nadie. La cantidad de energía necesaria para ocultar un navío de tan inmensas proporciones debía ser inconmensurable. No se que ha pasado con el resto de la tripulación del Rhapsody. No se cual es la función de este nuevo navío del que creo formo parte. No se cuanto tiempo llevo encerrado en una habitación aunque este encierro no es nada comparado con el de mi vida pasada. En estos escasos metros cuadrados me he movido más que en toda mi existencia anterior. Estoy desconectado, respiro por mi mismo, como y bebo sin cables, los bocadillos de pastillas han desaparecido y siento que pienso y percibo el entorno de manera diferente. Tengo una ducha, un aseo, una cama, un escritorio... Parece como en las antiguas películas que me enseñaba mi compañero artillero. También tengo un portátil desde el que puedo acceder a La Red y seguir escribiendo en mi blog. 
Amanecía de nuevo. No era capaz de percibir el tiempo de forma continuada y gradual. Volvían los sentimientos de abandono y las presencias de los espíritus del pasado. Dos bichos corretean por el suelo. Se paran. Hacen movimientos circulares simultáneamente. Parecen solo ojos mirándome desde el suelo. La oscuridad los llama, los hace salir. La luz les hace esconderse. Las imágenes de un momento vivido, esa luz capturada en una retina artificial y reproducida en un papel, muestran el momento desde fuera mejor que cualquier recuerdo que puedan albergar mentes fragmentadas. Quizá necesite mis bocadillos de pastillas, mis líquidos, tubos y ventosas. Hay como una sensación de desarraigamiento, de una necesidad de volver a la postura de protección fetal de antes de. ¿Seguirá mi madre viva?