Mano de Guerra restregró por mi cara la sangre del rey. Era una sensación extraña que me desagradaba y gustaba a la vez. Era como una especie de relación intima que exaltaba el deseo sexual: El liquido vital del rey, el sudor de Mano de Guerra, el sentimiento de la Guerra Santa, la virgen de tetas grandes, boca ardiente, movimientos voluptuosos y manos pequeñas tocando todas las partes de mi cuerpo... Lazos azules nos rodearon. Cadenas de seda que marcaban la carne dejando una señal leve pero perceptible. Sudor, sangre, baba, semen, fluido vaginal... Líquidos, líquidos, ¡líquidos! Mis pesadillas pasadas de cables, ventosas y bocadillos de pastillas estaban plagadas de líquidos en equilibrio y armonía. Aparté de mí a la virgen deseosa que cabalgaba como una posesa. Mi polla casi permanece dentro de ella debido a mi brutal movimiento de desacoplamiento. Corrí por los lúgubres pasillos de aquel lugar desconocido pero cercano a la vez. Iba desnudo, como en todo buen sueño que se precie de serlo, por que ¿era un sueño verdad? Miré hacia abajo. Perfecto. Mi polla aún colgaba entre mis piernas, bailoteando al son de mi corrida o carrera. Se escucho un estruendo de tal magnitud que hizo que mis oídos se saturasen y fueran dominados por un leve zumbido de sonido blanco. Me derrumbé. Oscuridad. Tranquilidad. El tiempo pasaba sin conocer la exactitud de su discurrir. Allí me sentía en paz y tranquilidad. Mis sentidos se desconectaban por completo. No había nada que ver, escuchar, oler, saborear o tocar. Era la paz máxima. Vi algo por el rabillo del ojo, me volví, no había nada. Era extraño ya que creía tener los ojos cerrados. Esta oscuridad no era la habitual o normal. No era esa que ves al cerrar los ojos. Era diferente. Un ente vivo que te hacia ver sin ver. Que te enseñaba que el no ver, era el ver real. La oscuridad que observas es lo que tus limitados sentidos te muestran de esta esencia existencial. Nuestra mente al no comprender lo que ve transmite solo una imagen de negritud. Pero si sabia interpretar otros mensajes. La paz, tranquilidad y armonía existente ante esta presencia si era un mensaje, una comunicación real. ¿Era esta oscuridad Dios? ¿Era otra forma de vida? ¿Y si el oscuro tapiz del universo fuera esa forma que estamos buscando? ¿Y si la escala existencial fuera tan infinita que nunca podríamos ver ni entender una forma de vida que tuviéramos enfrente de nuestras narices? En la oscuridad las ideas y preguntas me perturbaban con sus rápidas apariciones. Debía salir de este simulacro de vida, de este sueño, porque ¿era un sueño verdad? Quizá en Luna 19 encontrara respuestas a todas mis preocupantes cavilaciones. A lo lejos, en la oscuridad, pequeñas letras rojas parpadeantes decían: "OFF". Necesitaba que alguien me invitará un café.
