Tribus

Se dice que no y es cierto. Los escudos, las defensas y convicciones aguantan pero a veces, hay que reconocerlo, estas son superadas. Es normal y admisible. Todas las defensas son rebasadas alguna vez en los continuos ataques. Un bastión impenetrable es una utopía. Cuando las defensas son derribadas se siente de nuevo el dolor de la traición por el ataque de la segunda tribu, de esa de la que formamos parte una vez, de esa en la que se creyó para levantar muros sectoriales y territoriales donde las actitudes, cercanías, entornos y amistades podrían cimentar una envidiable tribu fuerte y continua en el tiempo. Se consiguió. Se mantuvo. Pero, sin nosotros. Nos apartasteis. No entendisteis quizá, el espíritu de las crías comunes, de una progenie fuerte y unida bajo el mando y la educación conjunta. No aceptasteis nuestra ola de critica constructiva. Preferisteis agachar la cabeza, haceros fuertes en vuestros errores comunes y no aceptar ni discutir los vuestros, ni los nuestros. Os disteis cuenta que la visión que teníais de la felicidad y armonía era aceptada en vuestro núcleo pese a las deficiencias así que, nuestra expulsión fue un hecho no declarado pero si aceptado por vuestra indiferencia. Y pese a todo, cuando os vemos reunidos, aún os admiramos y amamos por lo que fuimos. Sabemos que no podrá volver a ser. Somos conscientes de las etapas existenciales sin vuelta atrás. No vais a ser atacados. Pero sabemos que debemos tener nuestras defensas preparadas contra vosotros. Tampoco atacáis directamente. Queremos creer que mantenemos las distancias en señal de respeto por nuestra antigua y gloriosa alianza que nos hizo hacernos con el poder de la gran Villa del Sol. Pero ese poder, ese mandato, esta fragmentado, ya no es de nadie. Y como se dijo, vuestras acciones, sin ser ataques directos, afectan parcialmente nuestro bastión. Así que las defensas son reforzadas y se prosigue creciendo en poder continuo pese a la dificultad. Aún se mantiene la creencia y esperanza de que quizá, algún día, en los entornos territoriales del sector de nuestro Gran Río, encontremos alianzas verdaderas y estables en el tiempo ya no para atacar. La fuerza de nuestro poder es la de desarrollar el proceder sin afectar a los demás. Nos enorgullecemos de invertir el poder de la acción en nuestro propio discurrir sin mirar a los lados. Construyendo herramientas lineales que aseguren nuestro caminar mientras nos defienden de los avatares del camino. Avanzando solos, como una tribu aislada de las demás por no ceder a las imposiciones de pensamientos únicos y absolutistas.